BRANDPACKAGING & MODA

De todos es bien sabido que el packaging y el branding son una pareja destinada a pasar el resto de su vida el uno junto al otro.

El packaging es altavoz, símbolo e icono de la marca, refleja su status y su personalidad.

“Dotándolo de un poder digno de un estudio sociológico, el packaging posee una fuerza comunicacional muchísimo más fuerte que un gran anuncio en esas mismas avenidas, o imágenes gráficas dentro de los medios de comunicación masivos, por la simple razón que el packaging tiene contacto directo con los sujetos, ahí en la calle, en una esquina, un café o una plaza. Se transforma en un producto en sí que quien pueda llegar a poseerlo no se deshará de él una vez llegar a casa. Lo guardará para llevar otros bienes por su funcionalidad transportiva, además, tendrá la doble función de marcar la personalidad propia de su dueño (en el caso que quiera hacerlo). Es decir, la firma podrá asegurarse que además de una primera promoción de su marca una vez salir el cliente de la tienda, volverá a salir a la calle, circular por avenidas, metros, aviones y la totalidad de los medios de transporte.” 

EL PACKAGING EN LA MODA

Y es aquí, en el mundo de la moda y del lujo donde las cajas forradas se convierten en muchos casos en verdadero fetiche.

De este modo, un sencillo estuche de cartón forrado con papel y una impresión sencilla, compite en importancia dentro de los planes de marketing con el más sofisticado spot televisivo en prime time.

La simbología que se ha creado alrededor del binomio packaging y moda es muy rica; y así la explotan los diseñadores, fotógrafos, cineastas…

Los escaparates también nos recuerdan esto una y otra vez, de hecho una hora “paseando” por Pinterest nos ha dado suficiente para crear un tablero “packaging y moda” con más ejemplos de los que hubiéramos imaginado.

Por eso este objeto tan simple, tan humilde en principio, y tan inanimado como es una caja rígida , tiene todos los poderes que se le pueden atribuir a cualquier símbolo universal:

hacernos creer que quien lleva el símbolo lo encarna (si te paseas por la calle con una bolsa de Tiffanys ¿Qué más da lo que lleves dentro? La gente que te observe se hará una determinada idea sobre ti), tiene la capacidad de evocarnos imágenes de otras épocas o culturas diferentes (una caja redonda siempre evocará a una sombrerera antigua), puede influir en nuestras emociones, puede materializar ideas, sensaciones, creencias o valores y por último los símbolos tienen el poder de ayudar a definir lo que se es y, por ende, lo que no se es (por esta razón hay marcas que intencionadamente acercan sus diseño de packaging a los de otra marca mucho más conocida y superior, para apoderarse de lo que ese cofre es capaz de evocar: lujo, vanguardia, calidad…).

LA UNIÓN DEL BRANDING Y EL PÁCKAGING

Pese a que los estudios oficiales de packaging no han evolucionado demasiado, si que surgen disciplinas que intentan concretar y crear herramientas para trabajar con coherencia y sacar el máximo partido al creación de tu caja para explotar todo su potencial comunicativo.

De esta forma surge el brandpackaging, que intenta conciliar el vacío existente entre branding y el diseño de packaging.

Según esta filosofía de trabajo, ni todo el marketing es sólo teoría, ni todo el diseño es sólo práctica. Los profesionales del marketing tienen que experimentar sobre las posibilidades del packaging, formas, texturas, técnicas, materiales… y los profesionales del diseño tienen que vivenciar cada marca para la que trabajan, saber a que se enfrenta cada producto cuando está en el punto de venta y cual es el ciclo de vida del packaging que está creando.

Cartonajes Salinas lleva trabajando desde esta perspectiva hace años, creando sinergias con los departamentos de marketing en busca de “el símbolo perfecto” para cada ocasión.

 

 

 

 

 

 

 

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